Todas las épocas del año son apropiadas para tomarnos unas vacaciones.
Si vamos a definir éste término, "vacación" hace alusión a un tiempo no especificado cuyo objetivo es descansar. Dedicado a disfrutar de todas las cosas favoritas, que nos renuevan y alegran.
Si bien el calendario tiene estipulado dicho período, julio-agosto para los países del hemisferio norte y enero-febrero para los países del hemisferio sur, generalmente se definen las vaciones dependiendo del trabajo y posibilidades que tengamos. No obstante, lo real del término es que "vacación" no depende tanto del lugar al que podamos o no ir, sino mas bien, de la interrupción de la rutina diaria en el lugar en que nos encontremos.
Por razones de salud, veámoslo desde ése ángulo aunque sea, es imprescindible tomarnos unas vacaciones debido a la permanente tensión a la que estamos sometidos psicológica y físicamente.
Solo la relajación producida por las actividades placenteras reduce el desgaste ocasionado en la mente y el cuerpo.
Si podemos combinar éste proceso vital de relax con un destino, mucho mejor aún. Pero recordemos que ir de vacaciones supone regresar con un estado de ánimo diferente al que teníamos cuando nos fuimos, si no, en realidad, no fueron vacaciones, fue solo un viaje no aprovechado adecuadamente.
Si vamos a definir éste término, "vacación" hace alusión a un tiempo no especificado cuyo objetivo es descansar. Dedicado a disfrutar de todas las cosas favoritas, que nos renuevan y alegran.
Si bien el calendario tiene estipulado dicho período, julio-agosto para los países del hemisferio norte y enero-febrero para los países del hemisferio sur, generalmente se definen las vaciones dependiendo del trabajo y posibilidades que tengamos. No obstante, lo real del término es que "vacación" no depende tanto del lugar al que podamos o no ir, sino mas bien, de la interrupción de la rutina diaria en el lugar en que nos encontremos.
Por razones de salud, veámoslo desde ése ángulo aunque sea, es imprescindible tomarnos unas vacaciones debido a la permanente tensión a la que estamos sometidos psicológica y físicamente.
Solo la relajación producida por las actividades placenteras reduce el desgaste ocasionado en la mente y el cuerpo.
Si podemos combinar éste proceso vital de relax con un destino, mucho mejor aún. Pero recordemos que ir de vacaciones supone regresar con un estado de ánimo diferente al que teníamos cuando nos fuimos, si no, en realidad, no fueron vacaciones, fue solo un viaje no aprovechado adecuadamente.
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